Los datos agregados se han convertido en una materia prima más de la nueva economía y en una materia valiosa social y empresarialmente. La Comisión Europea estima que los datos generados por los europeos podrían producir un aumento del PIB de 500 mil millones de euros. Para que esta previsión se haga realidad necesitamos grandes proyectos de Inteligencia Artificial y Big Data, pero sobre todo necesitamos que la extracción de la materia prima, los datos, se realice con las máximas garantías y transparencia para los ciudadanos.
La Unión Europea quiere ser competitiva en este mercado y trabaja por ello, pero también tiene claro que si vamos a utilizar datos generados por los ciudadanos masivamente se debe hacer bajo un cumplimiento estricto de las leyes de protección de datos y de la privacidad del usuario.
El Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo fue traspuesto en España en la Ley Orgánica 3/2018, del 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales. Todos los expertos afirman que se trata de una ley exigente que protege adecuadamente los derechos de los ciudadanos y que es mayoritariamente respetada.
Sin embargo, el uso de los datos por parte de las empresas se ha convertido en un tema espinoso en los últimos años. Los escándalos protagonizados por las grandes tecnológicas norteamericanas, entre las que más datos explotan del mundo, han hecho crecer como la espuma la desconfianza ciudadana hacia las prácticas empresariales.
Todos hemos recibido llamadas comerciales de empresas que no tendrían que tener nuestro número; muchos hemos abierto una nueva cuenta bancaria y hemos descubierto que la entidad ya tiene nuestros datos, porque habíamos sido clientes años atrás y esa información no fue eliminada; periódicamente, vemos en la prensa cómo miles de datos personales son robados porque una empresa no tenía el software actualizado o no tomó las medidas de seguridad necesarias.
Pero también somos conscientes de que gracias al uso de los datos cada día los consumidores accedemos a nuevos productos y servicios, mejores y más personalizados, la investigación en medicina, en energía y sostenibilidad avanza a mayor velocidad y muchos procesos en la administración, en nuestra compras y viajes son más rápidos y eficaces.
Hasta ahora la respuesta suele ser «más regulación», lo que significa también más restricciones a la innovación y a la competencia, más vigilancia y más burocracia.
Pero si hay algo que ha demostrado poder transformar y mejorar el comportamiento empresarial es el consumo informado y la transparencia dejando al ciudadano decidir. Si el ciudadano sabe que una empresa hace las cosas mejor que otra respecto a un tema sensible, la tendencia de consumo se moverá hacia aquellas empresas que lo hagan mejor, y el sector como un todo comenzará a competir por satisfacer a unos clientes que responden al esfuerzo. Así ha ocurrido produciendo importantes avances en temas como la sostenibilidad o la diversidad en las empresas.
Partiendo de esta reflexión y conscientes de la importancia estratégica que tienen los datos para el desarrollo de nuevos servicios, el Instituto Hermes promueve que las empresas hagan público un Manifiesto que resuma de forma comprensible y comparable su estrategia en el uso que hacen de los datos de sus clientes, proveedores y usuarios.
Se trata de un formato digital estándar en el que las empresas podrán declarar y detallar su política de datos más allá del cumplimiento esperable de la Ley. El formato, igual para todas, nos permitirá compararlas de manera automatizada, dando herramientas gráficas y sencillas al consumidor para informarse de un vistazo sobre aquellos temas relacionados con sus datos que le preocupen.
De esta forma, el conocimiento del consumidor, el paciente o el ciudadano (la administración es un gran consumidor de datos) sobre los compromisos de las organizaciones con las que se relacione, sobre lo que harán o no harán con los datos que de nosotros manejan, podrá tomar decisiones más informadas como ya lo hace al conocer la información financiera, de sostenibilidad o de diversidad. El simple acto de transparentar lo que las empresas hacen con los datos supondrá una importante mejora para toda la sociedad.
Esta herramienta está concebida como un servicio de divulgación para explicar la filosofía, políticas y compromisos de las empresas. Estas colgarán en su sitio web o en repositorios públicos un archivo —que podrán generar online— en el que detallarán su estrategia de datos, declarando aquello a lo que se comprometen a hacer o a no hacer con los datos que recopilan de sus clientes. La información incluirá detalles sobre operativa, seguridad, comunicación y procesos. Las empresas podrán, además, actualizar la información cuando introduzcan alguna mejora sin tener que comunicárselo ni pedir permiso a nadie, porque al sistema de comparación y análisis automatizado le basta con saber dónde reside el manifiesto de cada empresa.
El Instituto Hermes, verificará y homologará la información facilitada para asegurar que reúne las condiciones y requisitos suficientes para cumplir con los objetivos marcados de transparencia y divulgación, mantendrá las herramientas de análisis y cada usuario podrá utilizarlas de manera intuitiva en tiempo real en una webapp específica, trabajando siempre con la información actualizada al minuto.
De ese modo puede acceder en tiempo real a las políticas, estrategias y compromisos de la empresa y en base a ello tomar decisiones de consumo. El Manifiesto Hermes es una herramienta viva, y de actualización periódica que facilita a los consumidores y stakeholders conocer, entender y monitorizar cómo gestiona y utiliza una organización los datos que recaba a través de su actividad. El objetivo es convertir la política y estrategia en el uso del dato en un arma de diferenciación y posicionamiento para las empresas para dar transparencia al mercado sobre el uso de los datos, acabar con la desconfianza infundada y promover que las empresas compitan entre sí por desarrollar los derechos digitales de los ciudadanos.