¿Qué pasaría si las grandes tecnológicas pudiesen controlar tu cerebro como si de un sistema operativo se tratase? En un futuro, los chips neurológicos podrían convertir esta fantasía en una realidad. Thomas Metzinger, filósofo alemán especializado en Neuroética, reflexiona sobre el peligro de que los algoritmos puedan manipular nuestros pensamientos. «Las grandes empresas de este mundo no están interesadas en la salud mental de los ciudadanos ni en la calidad de la democracia, sino en otra cosa”, afirma el académico en El Periódico de España.
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