Apple, una de las empresas más grandes y que más factura en todo el mundo, paga entre veinte y treinta puntos menos de impuestos en su factura fiscal global que lo que paga un español medio. Con el estallido de la crisis económica de 2008, esto se convirtió en un problema para las autoridades e impulsó, desde 2009, una serie de iniciativas que comenzaron con la OCDE y la UE declarando la guerra a los paraísos fiscales.